lunes, 21 de mayo de 2012

Mirada crítica


ELEFANTE BLANCO (mayo 2012)






La última película de Darín me pareció buena, dura, pero fiel reflejo de un sector de la sociedad argentina: las villas. Pobreza, violencia, injusticia, corrupción y lucha son sinónimos de la vida en la villa 31. También respeto y piedad para los más desfavorecidos. Hay una historia de entrega y ayuda por parte del sacerdocio, que se mezcla con la impotencia y el cansancio que provoca aquel acto de voluntad.

Trapero nos mete en la villa misma y nos hace recorrer de este lugar sin recursos, donde la lluvia se vuelve una gran incomodidad para sus habitantes. Después todo lo que ya conocemos: cumbia, tiros de pistola, narcotráfico y edificios sin terminar. La película por momentos coquetea con mostrar la corrupción en la iglesia, sin ser explícito en cuanto a su opinión al respecto.
Una vez más el cine argentino nos muestra políticos deshonestos, lo que ya se reconoce como patrimonio nacional. En este lugar la justicia no se acuerda de quién actúa con buena voluntad, ni de las personas que apuestan a favor del cambio de consciencia social.

Sin duda es una historia que sólo podría funcionar en un país como Argentina. Bien planteado por parte de los realizadores que nos muestran la cruda verdad en uno de los lugares más desfavorecidos. Donde por supuesto, la culpa no es de quienes cometen los pecados.

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