El impostor es una historia real que fue llevada a la ficción
porque no podía quedar archivada como los casos más enigmáticos del FBI. Por si
fuera poco, Interpol también estuvo involucrada porque supuso una tarea
internacional en cuanto a su resolución.
En 1994, Nicholas Barcay, un niño tejano de 13 años,
desaparece sin dejar rastro. Tres años más tarde aparece en España y asegura
haber sido raptado y torturado por sus secuestradores. De inmediato, la familia
cruza el Atlántico en su búsqueda, pero al reencontrarse con él notan severos
cambios: quién antes era rubio y de ojos azules, ahora es moreno y ojos color
café. Esto no es lo más extraño, sino que la familia, acaso con intención de
recuperar una dolorosa pérdida, tal vez por el poder de persuasión del chico,
lo adopta y actúa como si no pasara nada. Él tiene sus argumentos, ellos le
creen.
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