martes, 4 de enero de 2011

Lift me up

Viajaron por la noche, en el Packard de Tara; la suspensión cedió por completo bajo el peso de cuerpos y equipos de cámaras. En sus viajes por el país, Hank había descubierto que el cáñamo indio crecía como la hierba al rededro de casi todas las aldeas, en las reservas de Zululandia y en el Transkei. En este clima la planta alcanzaba la altura de un árbol pequeño. Sólo algunos miembros de las generaciones más viejas de negros fumaban sus hojas secas; aunque se la había prohibido como planta venenosa y figuraba como droga peligrosa, su empleo estaba localizado y restringido a los negros más primitivos de las regiones más remotas, pues ni los blancos ni los africanos educados se rabajaban a usarla; por lo tanto, las autoridades no hacían mayor esfuerzo por prohibir su cultivo y venta. Hank había descubierto una provisión infinita de eso que él llamaba "oro puro" por unos pocos centavos.
-Hombre, una bolsa de esto, en las calles de Los Ángeles costaría cien mil dolares- murmuró, satisfecho, mientras encendía un cigarrillo armado a mano y se acomodaba en el asiento trasero del Packard . El pesado incienso de las hojas colmó el interior. Después de algunas bocanadas, Hank pasó el cigarrillo a Kitty, que estaba en el asiento delantero. Ella aspiró profundamente el humo y lo retuvo en sus pulmones por tanto tiempo como pudo; después lo exhaló en un torrente claro contra el parabrisas. Luego ofreció la colilla a Tara.
-No fumo tabaco- le dijo Tara, con cortesía.
Todos rieron.
-No es tabaco, queridita- le dijo Hank.
-¿Y qué es?
-Aquí lo llaman dagga
-Oh bueno-tomó la colilla, manteniendo la mano sobre el volante-¿qué se hace con esto?
-Succiona y retén el humo-aconsejó Kitty-. Después disfruta.
El humo le hizo arder la garganta y los pulmones. Sintió que se relajaba lentamente; un leve resplandor de euforia hizo que su cuerpo pareciera liviano como el aire y su mente, algo limpia. Todos los tormentos de su alma se tornaron triviales y quedaron atrás.
-Me siento muy bien -murmuró.
Cuando los otros rieron, ella rió también y siguió manejando en medio de la noche.

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