viernes, 23 de abril de 2010

El fin de algo-Hemingway, adaptación

El sol comienza a caer sobre la bahía de Hortons. Las ruinas de un antiguo aserradero, los troncos cortados y el aserrín junto al lago son testigos del gran movimiento que tuvo el pueblo hace algún tiempo. Ahora reina un absoluto silencio.
Solo se escucha el sonido de un bote con dos personas dentro, que se desliza silenciosamente sobre el agua. Nick y Marjorie pescan mientras se dirigen hacia la punta de la bahía. Hablan de épocas pasadas y recuerdan con nostalgia viejos tiempos. Siguen remando y ven truchas saltar del agua y alimentándose de otros peces. Marjorie sostiene que están comiendo y Nick asiente, pero admite que no quieren picar las carnadas de sus líneas.
Pasan por delante de donde saltaron, pero tampoco pican. Reman hacia la orilla y bajan del bote. Nick agarra algunas percas del balde que traían para encarnarlas y mira a Marjorie imitarlo. La corrige y le explica cómo hacerlo bien.
Luego de encarnar dos en los anzuelos de la tanza, acomoda la caña en la orilla entre unas piedras para que no se mueva. Marjorie toma el bote, se coloca la tanza entre los dientes y rema hacia el lago. Llegado el momento, Nick le dice donde tirar la línea. Ella le obedece y vuelve.
Nick repite la acción con la otra caña y ajusta el carretel para esperar a que la trucha muerda el anzuelo. Marjorie vuelve a dejar la línea en el lugar indicado por Nick, en una parte del lago un poco alejada de la otra línea. Vuelve hacia la bahía y clava el bote en la orilla, Nick la ayuda a arrastrarlo hacia la parte alta de la playa.
Marjorie le pregunta preocupada qué le pasa. Ensimismado en sus pensamientos, Nick le responde que no sabe y junta leña absorto de lo que sucede.
Hace fuego junto a la orilla. Marjorie va hacia el bote y trae una manta, la despliega entre el fuego y el lago. Se coloca de espaldas a la fogata mientras Nick llega, se sienta junto a ella.
Aún queda luz y pueden ver el reflejo del fuego en el agua así como en las cañas anguladas por la tensión de las tanzas.
Marjorie desempaca la cena del canasto e invita a Nick a comer. Mastican sin hablar, mirando los destellos de luz sobre el agua.
Nick acota que habrá luna esa noche y Marjorie asiente. Dice que ya lo sabe y Nick agrega que fue él quien le enseñó todo, como buscando que reaccione. Miran la salida de la luna detrás de las colinas en silencio y sin tocarse.
Marjorie le pregunta cuál es su problema. Nick dice que ninguno pero ella no le cree. Sin dejar de contemplar el paisaje, admite que ya no lo encuentra divertido. Luego la mira. Marjorie, dándole la espalda, no le contesta. El agrega que todo se ha ido al infierno dentro de sí. Mira su espalda y ella le pregunta, casi resignada, si ya no le divierte el amor. Le contesta que no, cortado, seco.
Marjorie se para como para irse y Nick no se mueve, mantiene la cabeza entre las manos. Toma el bote y le dice a Nick que puede volver caminando. Le ofrece ayudarla con el bote pero ya no es necesario: Marjorie rema en dirección opuesta a la bahía.
El se acuesta boca abajo y apoya la cara en la manta cerca del fuego. Escucha los remos entrar y salir del agua empujando el bote lejos de la costa. Medita un tiempo sobre lo que acaba de suceder. Escucha que alguien viene atravesando el bote pero no se mueve. Es su amigo Bill acercándose al fuego que al llegar tampoco lo molesta. Le pregunta cómo ha salido todo y Nick le contesta que bien, sin sobresaltos. No levanta la cara de la manta, está dolido por la ruptura. Le pide a Bill que lo deje solo. Su amigo le hace caso y elige un sándwich del canasto del almuerzo antes de dirigirse hacia donde están las cañas.

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